Quizás nunca escuchaste hablar así de las “víctimas”. Recomiendo leer esto lo más alejado del concepto social o de lo “bueno o malo” que el tema pueda traerte.
El victimismo comparte con la enfermedad que nadie elige estar enfermo, como nadie elige comportarse como una víctima.
La víctima nunca es la persona en término de ser, sino más bien la víctima es un atributo del ser que está siendo en ese momento. No es absoluto y puede ser temporal o para toda la vida si la personal lo decide. Este atributo esta relacionado con la supervivencia de la persona.
En mi experiencia, a las personas nos cuesta aceptar que somos o fuimos víctimas de una agresión, y tiene cierta lógica puesto que las emociones que siente la persona que está siendo víctima es dolor, disgusto, impotencia, y a esto debemos sumarle la emoción de la vergüenza o lo que pudiera sentir al ser reconocida como víctima. No es fácil reconocernos como víctimas.
Y cuando no puedo reconocerme cómo víctima de algo en particular o de alguien en particular se asienta en mi manera de ser "el atributo de la víctima" que jamás se reconoció e integró, como una enfermedad que no se quiere ver, no se puede tratar.
Esto es lo que yo veo en muchas personas, una actitud que no pueden reconocer en sí mismas, una actitud de víctima que aplican en distintas áreas de sus vidas.
📙 Cuando hablamos de victimismo, ¿hablamos de lo mismo?
Veo victimismo en altas esferas de la política como veo victimismo en mis sobrinos, parece ser un recurso muy práctico en distintas instancias de la vida.
Hay cierta practicidad y conveniencia en tener comportamientos de victimismo, en algunos casos es una estrategia muy útil para evadir responsabilidades. Más allá de los compartimientos visibles del victimismos vayamos a las causas, comencemos desde ese punto.
📒 ¿Cómo describo las causas del victimismo?
Cualquier persona que posterior a una agresión no responde. No mucho más.
✨La persona que no responde a la agresión pasa a ser víctima, porque cuando es capaz de responder no es víctima, se hace cargo y se coloca a la altura de la situación.✨
En nuestra biología llevamos el sello profundo de mecanismos emocionales que son disparados en distintas situaciones, frente a la tristeza, frente al miedo, al enojo, etc. Y cuando alguien o algo dirige hacia mí una agresión –en los distintos formatos que puede interpretarse la idea de agresión– se activan a nivel hormonal formatos emocionales de respuesta a esa agresión. Este formato de respuesta ha sido por muchos milenios muy eficiente para garantizar la supervivencia y el crecimiento de la especie. Así que cuando una persona puede ejecutar con éxito esta respuesta emocional frente a una agresión, no es víctima de esa agresión.
¿Cuándo lo es?
Cuando frente a la interpretación de una agresión, proveniente de algo o alguien, la persona por la razón que sea, trauma muy grande, por vergüenza, falta de valor, etc., no responde y recibe la agresión sin responder. Al mismo tiempo acumula esa energía emocional que no ha podido tomar cuerpo en una respuesta.
Aquí no importa si la respuesta a la agresión detiene o no a la agresión. Lo único que evita la situación de víctima es al menos una reacción hacia la agresión o el agresor. Incluso esa reacción podría ser en cualquier gradiente entre lo racional e instintivo.
Este es el origen del victimismo de una persona que ni siquiera sabe que tiene comportamiento de víctima.
📘 La practicidad del victimismo
Cuando entramos en victimismo, desconocemos las causas por ejemplo de lo que hablamos en los párrafos precedentes, pero cuando ya estamos allí, pareciera que podemos tomar ciertas ventajas, algunas personas le encuentran a este comportamiento fines muy prácticos para sus vidas.
Hay un cierto atractivo en el victimismo, con algo de suerte las personas pueden encontrar a su alrededor personas que le acepten esa forma de comportamiento, este es el mejor escenario para el victimismo, estar cerca de personas que lo acepten.
Pero el victimismo gana la lotería cuando a su alrededor también encuentra personas que le solucionan todo, la mayoría de las veces por lástima o compasión. El victimismo tiene paciencia, sabe esperar y con suerte en la lotería consigue amigos, familiares o una pareja que le resuelve mucho de lo que debería ser su responsabilidad.
Pero para poder continuar cobrando el premio de la lotería debe seguir siendo víctima de algo e incluso de alguien, así que se las ingenia para sentirse agredido frente a las personas que normalmente frecuenta. Pero claro, frente a la agresión no tiene que responder, si responde no es más víctima, debe evitar responder y volver a reservar para sí mismo esa energía que originalmente está orientada a defender, guardarla para sí mismo.
Así la persona toma ventajas y evita asumir su rol o responsabilidad en la vida victimizándose, sin darse cuenta que esa energía que evita salir en su defensa, dentro de sí se convierte en resentimiento y frustración. Puede engañar a muchas personas pero no puede engañarse a sí misma.
📕 Distintos niveles de victimismos
El paradigma que abraza la víctima tiene algunas caras a mostrar: uno es que por ser víctima tiene ciertos derechos que otros no, es a veces algo arrogante, se atribuye derechos de atención de organismos, amigos, parejas, familia, que la hacen algo absorbente, incluso manipuladora. Las víctimas pueden recurrir a enfermarse para llamar y dirigir la atención de otras personas, cuando simples estrategias no funcionan.
Cuando el paradigma de víctima evoluciona al 2.0 controla para su propio bienestar, desconociendo o desvalorizando cualquier mirada sincera o actitud de apoyo a su vida. No acepta ayuda. Es posible que no crea en nadie y menos cuando se la intenta ayudar a salir del victimismo.
No creer en nadie no es lo más grave, también genera sin darse cuenta situaciones que confirman su victimismo, entonces siempre estará viviendo circunstancias en las cuales los demás la están perjudicando. No hay víctimas sin hechos que lo confirmen. Así que la persona tiene que arreglársela para que cada tanto o durante algún tiempo perciba que alguien la perjudica o toma ventaja de ella.
Pero esto no es todo, en la evolución 3.0 de una víctima, la persona comete faltas de ética. Si claro... no es ética, porque siendo ella siempre la perjudicada, considera que ella también puede jugar con las mismas reglas de juego. Se entiende?. Si todo el mundo la perjudica, ella se considera con la libertad de mentir a veces, contar historias no tan reales sobre sus cosas, manipular y sacar ventaja.
La más enfermiza versión del victimismo es justamente esa última, la 3.0 donde un logaritmo no muy complejo le permite hacer un bucle, entre la creencia de que “siempre soy yo la persona perjudicada por todos” y la creencia que "eso me da derecho a cometer acciones poco éticas". Si lo pensamos bien, del 3.0 casi no se sale. El status quo del 3.0 es fuerte, es una víctima que ha conseguido una vida segura en la cual tiene cosas que perder, y la defiende del mundo agresor con movimientos poco claros, perfectamente justificado en su logaritmo y lleno de violencia inteligente, capaz de manipular y controlar, capaz de infligir dolor a otras personas, con sumo cuidado de no reconocer o mostrar que él o ella es un victimario en la vida de otras personas.
✨Es que esa energía que nunca pudo ser expresada, que nunca salió a la defensa de aquella agresión termina encontrando “en la forma de agresión” la manera de salir de nuestro interior.✨
📓 Cierre.
Muchas personas no eligen estar enfermas, como muchas personas no eligen el victimismo. Muchas personas no pueden reconocerse en el victimismo y al igual que una enfermedad, si no es detectada no es posible tratarla.
En las distintas versiones de victimismo hay jóvenes y mayores, hombres y mujeres, padres e hijos, profesionales, etc., y aunque tiene un origen doloroso en el pasado, todas ellas son escudos que protegen la comodidad, la falta de valor y hacen soportable un profundo sentimiento de frustración.
por Mario Curuchet
Senior Coach Ontológico Profesional
Facilitador en Constelaciones Familiares Grupales
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