La persona ansiosa se acostumbra a….

La persona ansiosa se acostumbra a niveles muy pequeños de bienestar o de felicidad y es muy poco productiva.

El 20% de la población sufre de ansiedad sin saberlo, así que si conocés más de cerca este estado, puede que te asegures de estar fuera de ese 20%, o no. La persona ansiosa está en modo de supervivencia, y la supervivencia no incluye el bienestar o la felicidad, incluye la supervivencia de sí mismo y de sus seres queridos.

Expliquemos esto La ansiedad va a la cabeza de una familia de emociones que está muy cerca de la familia del miedo, la ansiedad contiene miedo, pero no a un hecho en tiempo real, sino más bien al futuro. La ansiedad es el nombre de una emoción que cuando la intervenimos desde el lenguaje nos muestra que la persona que la siente, percibe peligro en un futuro inmediato o de mediano plazo. Por ejemplo, tiene un examen pasado mañana, una reunión muy importante en el trabajo, no está llegando a fin de mes como lo desea, no está encontrando trabajo, considera situación peligrosa para sus hijos, situaciones que no están ocurriendo ahora pero que considera con posibilidad.

Vale distinguir la ansiedad de la impaciencia, una persona apurada, inquieta, que no puede relajarse, bien pudiera ser impaciente más bien, no ansiosa. La impaciencia está relacionada con la inquietud de que las cosas ocurran ya, sin demoras. La ansiedad está relacionada con el miedo al futuro y a considerar ese peligro o desafío como más grande que la posibilidad que tengo de afrontarlo.

El mensaje positivo de la ansiedad Puede ocurrir algo que perjudique tu supervivencia, la de tus seres queridos, afectar tu status quo, o tus bienes. Ese algo que puede ocurrir se nos presenta como más grande que la capacidad que tenemos actualmente para afrontarlo. Yo me considero más pequeño que la situación que puede acontecer. Es así como se puede narrar lo que pasa en nuestro interior cuando la ansiedad nos visita. ¡Hay sabiduría en este mensaje!

Funcionalidad Cabe aclarar que esto ocurre comúnmente en la transparencia de nuestra mente, que está constantemente previendo qué nos puede pasar. Una de las funciones más útiles que tenemos los seres humanos a razón de las estructuras límbicas es hacer cálculos de lo que nos puede pasar en el futuro que afecte nuestra supervivencia. Entonces decimos que la ansiedad es una emoción funcional a la vida pero negativa si esta se activa constantemente e imagina cosas que en verdad no van a pasar. Negativa porque nos mantiene en modo supervivencia y nos aleja de la paz, el bienestar, la felicidad. Y la manera de identificar esto es conocernos a nosotros mismos, identificar qué es lo que activa la ansiedad, escuchar su mensaje, y prepararnos para afrontar el peligro si lo consideramos con posibilidad de existir en el futuro.

¿Qué puedo hacer? Entonces, cuando me siento ansioso puedo hacer silencio, recogerme en algún lugar y conversar conmigo mismo hasta identificar cuáles son los pensamientos y los posibles hechos en el futuro que pueden perjudicarme a mí, mis seres queridos, mi status quo o mis bienes. Una vez identificada la posible situación puedo anticiparme, puedo aprender, puedo innovar, puedo prepararme, evitar el camino, etc. Identificar estos pensamientos, estos cálculos que hacemos en transparencia 😉ya de por sí disminuyen la ansiedad, y la anticipación y la preocupación. Ocuparme de la situación con tiempo disminuye aún más el estado emocional de ansiedad.

Cerrando

Creo que hasta acá está claro que una cosa es tener ansiedad y otra es que la ansiedad nos tenga a nosotros. Cuando vivimos en constante temor por lo que pueda pasar nos transformamos en una persona ansiosa. La ansiedad nos quita tiempo en el presente, nos mantiene en un futuro imaginario donde no es posible nacer nada, por eso las personas ansiosas no hacen mucho, son poco productivas, están mucho tiempo de su día en el futuro. Y no hay nada mejor que el presente para hacer algo, todos nuestros recursos para afrontar el futuro están aquí y ahora.

Es bueno ser conscientes de esto.

Saludos

Por Mario Curuchet, Senior Coach Profesional y Facilitador de Constelaciones Familiares